miércoles, 16 de marzo de 2011

La naturaleza nos hace pequeños

El terremoto de Japon del viernes pasado es una cura de humildad para los que prentendemos predecir el futuro. Recuerda que elementos inesperados siempre pueden interferir en la realidad y cambiar las previsiones. Pero esa gran catastrofe contiene una leccion mas importante todavia: la humanidad orgullosa, que cree dominar la naturaleza, es en realidad dependiente del planeta en sus dimensiones viva y no viva.

La teoria de Gaia de James Lovelock postula que la tierra dañada por la explotación del hombre a traves de los siglos busca el equilibrio y por este motivo se producen cambios en el clima. Gaia seria un planeta vivo que responde a lo que el hombre le hace. En el caso del terremoto, la naturaleza actua de manera ciega, no esta reaccionando a ninguna agresion anterior sino que sigue el desplazamiento fisico de las placas tectonicas sin importarle quien viva mas arriba, dinosaurios, trilobites o mamiferos. Es el mismo fenomeno de la caida de asteroides sobre la tierra, que puede cambiar el curso de la vida.

Asteroides o terremotos, la fuerza de la naturaleza nos hace pequeños. Los movimientos de tierra van a continuar aunque no sabemos en que momento sucederan. Tras los ocurridos en Chile y Japon, la amenaza permanente de otro grande en California se convierte en real.

Frente a los reveses de la naturaleza, hay dos actitudes posibles. O bien la humanidad se achica y entra en una etapa oscura como la Edad Media; o bien responde de manera valiente y decidida. No cabe duda que, en el siglo 21, la respuesta a la catastrofe de Japon sera optimista, y muy pronto veremos la reafirmacion de un modo de vida que requiere un consumo intensivo de energia. La solucion, por tanto, no es tener menos centrales nucleares – se dira – sino hacerlas mas seguras. A pesar de ser uno de los bastiones intelectuales del ecologismo, James Lovelock tambien es
defensor de la energia nuclear limpia. Hay, desde luego, muchos argumentos a favor de este modo de producir energia.

Sin embargo, pienso que el terremoto de Japon y sus consecuencias deberian ser interpretados de otro modo. Por supuesto, no hay que caer en el pesimismo. Pero deberiamos utilizar la ocasion para repensar el sistema consumista que nosotros mismos hemos creado en el ultimo siglo y que nos exige quemar energia a un ritmo alocado. Producir y consumir energia de esa forma conlleva enormes riesgos, que solo hemos comenzado a entrever y adivinar. Esta catastrofe nos deberian hacer pensar sobre como debemos cambiar nuestro modo de vida.

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