lunes, 16 de abril de 2012

La banalizacion de la violencia


En otros tiempos hubiera sido torturado. Las crónicas relatan bien cómo los asesinos mas indeseables eran atormentados y luego descuartizados. Estas practicas barbaras, que siempre fueron objeto de abusos, hoy son consideradas inhumanas y prohibidas por el Derecho Internacional. El problema es que, en un movimiento pendular, hemos pasado al extremo opuesto. En nuestras exquisitas sociedades europeas tratamos a los criminales mas odiosos con demasiados remilgos. Un buen ejemplo es el espectaculo bochornoso del juicio que esta teniendo lugar en Noruega contra Breivik, el monstruo que sembro el panico en Oslo y mato con saña a 77 inocentes, causando la consternacion de un pais y dolor indecible a tantas familias y seres queridos.

Los videos del juicio estan mostrando a un joven bien vestido haciendo su saludo racista, expandiendo su ideologia enfermiza, comentando sus metodos con detalle, todo lo cual tendra un efecto perverso sobre numerosos espectadores. Demasiados jovenes en nuestro mundo industrializado tienen una percepcion equivocada de la violencia, debido a los juegos de ordenador, los filmes donde la sangre mana a raudales, y una estetica gore que parece intrascendente. Cuando, en realidad, la violencia no es banal, sino que produce sufrimiento y muerte, como saben bien por su realidad cotidiana los habitantes de otros paises no tan afortunados como los nuestros, donde se tiene mas respeto hacia esas cosas.

Dejando el aspecto social, el tratamiento juridico que debe darse a estos casos extremos es importante. Nuestros sistemas penales son garantistas, lo que es un gran triunfo del estado de derecho. Ahora bien, hay que reconocer que nuestros sistemas estan diseñados para situaciones que podriamos llamar normales, como las que enfrentan las fuerzas y cuerpos de seguridad cada dia. Cuando ocurren casos realmente extraordinarios, la pregunta es si los procedimientos y las penas que hemos previsto tienen algun sentido. Esta misma pregunta la he formulado hace unos meses en un articulo de prensa referido a supuestos internacionales como el genocidio de Ruanda o los ataques terroristas de Bin Laden. En un contexto distinto, una reflexion similar puede hacerse sobre la accion descarnada de ese Breivik. El juicio de guante blanco que se le asegura ahora, con un abogado defensor en busca de fama dando entrevistas en los medios, y la pena de 21 años que seguramente tendra que servir en prision me parecen a todas luces un atentado contra las victimas y sus familiares, que se suma al crimen ya cometido.

Ademas de las dimensiones social y juridica de este caso, debemos pensar tambien en su vertiente filosofica, espiritual o cultural. El punto de partida es que entre los humanos hay santos y hay demonios. Hay personas que son capaces de hacer avanzar la historia, hacer el bien o mejorar la vida, por ejemplo con descubrimientos cientificos. Y hay otras que se dedican a sembrar la destrucción y el dolor a su paso por el mundo. Esta idea sencilla no está de moda porque, una vez apartada la religion de la vida publica, tampoco se ha introducido un sentimiento etico social que permita hablar claramente de valores. Frente a la confusion etica, los modelos de exito a los ojos de la gente son aquellos que amasan grandes fortunas o los que triunfan en imagenes. En cambio, los que intentan hacer un mundo mejor con esfuerzo no son tan apreciados, y los que trituran o dañan a los demas tampoco son tan criticados. De esta manera, un traficante de droga o un monstruo asesino con una buena corbata y una buena pinta terminan escribiendo un libro con sus memorias.

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