martes, 15 de noviembre de 2011

Nuevas ideas: La inteligencia al poder (y III)

El lema de la cumbre del G20 en Cannes ha sido “Nuevo mundo, nuevas ideas”. En efecto, hacen falta nuevas (y buenas) ideas, y no solo en el G20, sino en la politica interna e internacional con el fin de gestionar mejor lo que nos espera. Pero buscar esas ideas en los documentos producidos en la reunion de Cannes es inutil. El G20 ha continuado su tarea, que es muy importante, pero no puede ademas repensar y reformar el sistema que esta intentando salvar. Las nuevas ideas surgen del pensamiento.

Una propuesta que este blog intenta desarrollar es conceder mas papel a la inteligencia en la politica. En otras entradas se ha subrayado la necesidad de una mejor asesoria en la toma de decisiones en España, por medio de gabinetes estrategicos en Moncloa, en el Parlamento, y en Ministerios como Exteriores. Tambien se ha recomendado potenciar el trabajo de los think tanks. Incluso se ha propuesto la creación de una Tercera Camara donde el mundo de la inteligencia pudiera informar a los politicos (el Congreso de Estados Unidos, el Parlamento británico y la Asamblea francesa producen excelentes informes sobre diversas materias).

En un mundo complejo e interdependiente, si queremos hacer bien las cosas, la inteligencia esta destinada a ocupar un mayor espacio politico. Esto es lo que esta ocurriendo en Italia y Grecia, donde gobiernos tecnocratas deben sustituir a los ideologos de uno y otro signo. En España, lamentablemente, hemos vivido una etapa de abuso de la democracia, cuando Zapatero nombraba ministros sin formacion. Afortunadamente, ese mismo gobierno supo reaccionar a tiempo para introducir las reformas necesarias.

Los aparatos de los partidos politicos tienen demasiado poder en la direccion de un pais. Es cierto que los partidos son los “instrumentos fundamentales” para la participacion politica, segun dice el articulo 6 de la Constitucion. Pero si los partidos se cierran a la sociedad y se convierten en bandas de amigos que aplican recetas ideologicas, entonces la sociedad dara la espalda a los politicos y el pais sufrira.


De cara al futuro, los sistemas constitucionales deben seguir reformandose. La historia muestra que nuestros sistemas politicos son producto de una evolucion en la que se adaptan sin cesar a nuevas demandas de los ciudadanos y a nuevas circunstancias. Una adaptacion necesaria es la internacionalizacion de la politica, segun la cual debemos participar cada vez mas en los niveles de gobernanza regional (la Union Europea y otros marcos), y de gobernanza global, y tambien debemos aceptar mayor intromision de esos niveles. Al fin y al cabo, la crisis de deuda es una prueba de interdependencia, como lo sera la futura crisis de recursos o hipercrisis. Otra adaptacion debe ser aceptar las contribuciones de la inteligencia a la hora de legislar y gobernar. Esto se hace ya en areas como la sanidad (por ejemplo, con disposiciones sobre el tabaco o sobre la nutricion recomendadas por los medicos), o el medio ambiente (donde los cientificos advierten que vamos hacia el ecodesastre).

Tanto el gobierno como los centros de pensamiento deberian ponerse a trabajar sobre esas innovaciones necesarias a medio plazo. Cuanto mas preparados estemos, mejor sera. En concreto, los think tanks, que siguen manteniendo agendas del pasado, deberian anticipar el futuro y proponer soluciones para confrontar los desafios globales. En esa nueva agenda, deberiamos trabajar sobre la reforma de la gobernanza estatal, regional y global. Esa gobernanza deberia comenzar por controlar los riesgos que conllevan los excesos financieros. En el plano regional, deberiamos atender mas a la construccion de instituciones en una zona abandonada, el Mediterraneo occidental, donde España se juega en gran medida su prosperidad. Finalmente, deberia preocuparnos explorar modos de vida donde el consumismo no fuera la panacea. La recuperacion del crecimiento, que todo el mundo quiere, esta bien como solucion provisional, pero en el medio plazo ese objetivo es insostenible. La competicion con los emergentes provocara sucesivos choques en el precio de los recursos. Por tanto, desde las economias maduras, tenemos que comenzar a pensar sobre como remplazar gradualmente la economia del consumo por la economia de la felicidad. Para elaborar todas estas ideas hace falta un pensamiento ambicioso e independiente que proponga soluciones factibles, y un liderazgo que tenga vision de futuro.

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