El más
importante desafío tras la crisis catalana será elaborar un relato cultural de
la Historia de España. Hay que poner de relieve nuestras aportaciones a la
historia global, nuestra cultura plural y mestiza, y la existencia de un
espíritu crítico desde el mismo comienzo de la modernidad. Lamentablemente, no
hemos sabido hacer un relato convincente de la Historia de España en la etapa
democrática. Existe, en cambio, una base
histórica muy importante y una etapa reciente de enorme éxito, que permite prolongar la Historia hasta nuestros días. España es hoy una democracia plena y una economía
avanzada, un país plenamente integrado en Europa y con relaciones privilegiadas con América.
Tenemos
historiadores muy destacables, como Juan Pablo Fusi, Ricardo García Cárcel o
Santos Juliá. Igualmente existen hispanistas excelentes en Estados Unidos,
Francia y Reino Unido. Sin embargo, sus lecturas de la Historia no llegan a
nuestros jóvenes ni al público en general porque hemos renunciado a este
aspecto esencial de la vida pública. Necesitamos una asignatura común en la
educación secundaria en todos los territorios con una visión coherente de la
Historia de España. Lamentablemente, nuestros jóvenes son ignorantes en este aspecto, y esto es grave para el futuro de la convivencia y
de la democracia.
Como no hemos
elaborado una Historia de España, otros la están haciendo. Por un lado, queda
un poso nefasto de la historia oficial hecha por el
franquismo. Aquella sí era una visión fuerte de la historia, que tiene una sombra demasiado
alargada. Por otro lado, los nacionalismos catalán y vasco han construido también
lecturas dirigidas de la historia que ensalzan sus territorios
y, de paso, falsean la Historia común. Un ejemplo serían las patochadas que se
cuentan sobre el origen medieval de las naciones, o las falsas ideas recibidas
sobre la presencia de España en América.
Una visión
simplista de la Historia de España que está muy extendida se limita a una
Edad Media fragmentada, el Siglo de Oro, una colonización de América llena de
problemas, un siglo XIX terrible, y un siglo XX de dos bandos, donde cada uno se
alinea con una de las partes en liza. Ante esta caricatura, hay que reivindicar
una nueva Historia cultural, con una Edad Media llena de interacciones e hibridación , un Renacimiento
de gran intensidad, un Siglo de Oro sobresaliente, una presencia en América
muy destacable, la Ilustración demasiado olvidada, un siglo XIX nefasto, y un primer tercio del siglo XX en el que España se modernizó a pesar
de todos los obstáculos. Aquella etapa es la de García Lorca, Buñuel, Picasso,
Gaudí, Falla, Ortega y Gasset, Emilia Pardo Bazán, Ramón y Cajal, o Menéndez Pidal. La Guerra Civil y el franquismo deben
ser interpretados como un largo paréntesis que parecía iba a apartarnos de
nuestros pares europeos. La etapa democrática, sus éxitos políticos, sociales y
económicos, y la integración en la Unión Europea y en la globalización han
demostrado ampliamente que España se encuentra en la vanguardia mundial.
A la hora de reescribir nuestra Historia cultural, si debemos reivindicar una etapa, esta es el Renacimiento español (décadas
1490-1550). El énfasis puesto en el extraordinario Siglo de Oro (sobre todo
1560-1660) ha hecho olvidar que España vivió un primer humanismo muy relevante. Fernando de Aragón, que de facto fue el primer Rey de España tras la
muerte de Isabel, fue el modelo de príncipe para Maquiavelo. La primera
gramática de una lengua romance la elaboró Antonio de Nebrija. Erasmo, Lutero y otras visiones críticas de la religión tuvieron una gran influencia. Las Universidades de Salamanca (en la foto), Alcalá y otras bullían de actividad y muy pronto fueron imitadas en América. Carlos I tuvo
que soportar una revuelta de las comunidades donde los ciudadanos reclamaban
sus derechos. La misma reacción al encuentro con América y las condenas al
trato que los españoles daban a los indígenas, desde Montesinos y Las Casas a Francisco de Vitoria,
son fenómenos muy modernos, que llevaron a la adopción de las Leyes Nuevas de
1542. La primera vuelta al mundo que completó Juan Sebastián Elcano en 1522
introdujo una temprana visión global. Esa etapa brillante y desconocida está representada en
la imagen, con tres textos fundamentales: las impresionantes Crónicas de Indias que se escribieron, la Tragicomedia de Calixto y Melibea,
probablemente la primera obra literaria moderna en Europa, y el teatro de
Torres Naharro, quien reflejó un mundo europeo donde España estaba muy presente lleno de intercambios culturales.
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