Para impedir la violencia física y verbal en el fútbol, la
UEFA creó en 2008 la campaña RESPECT. La palabra elegida aparece en los
campos y en las camisetas de los jugadores. La idea no se
refiere solo a los rivales, sino también a las reglas de juego, al árbitro, e
incluso a valores más esenciales como la lucha contra el racismo. Todo el mundo piensa que es
intolerable que, amparados en el anonimato de una grada, los hinchas de
cualquier equipo se dediquen a pitar o insultar a un jugador africano por el
color de su piel. Sin embargo, parece que se pueda increpar o insultar a los demás ciudadanos como si tal cosa, como si los compatriotas no fueran dignos de respeto y no tuvieran sentimientos.
La palabra elegida por la UEFA
no tiene importancia. Es inglés, pero todos lo entendemos porque viene del
latín. En gallego se dice respecto. En
portugués, en cambio, se dice rispeito.
Este es un concepto que Mourinho no entendió cuando clavó el dedo en el ojo a
Tito Vilanova, un gran profesional de querida memoria.
En la web de la UEFA se dice
que esta campaña busca también la “promoción de la diversidad, la paz y la
reconciliación”, y... ¡hasta el respeto por el medio ambiente! En catalán respeto
se dice respecte. Sin duda, los
catalanes merecen respeto, a diferencia de lo que ocurrió años atrás cuando la lengua y las instituciones catalanas estuvieron relegadas. Pero durante la larga etapa democrática que estamos viviendo, en España disfrutamos de un marco de convivencia de
los más avanzados de Europa, donde el respeto tiene que funcionar en todos los sentidos.
Tras décadas de democracia, los
catalanes también deben respetar a sus compatriotas, e igualmente a los
símbolos, las leyes y las instituciones del Estado. Es una obligación jurídica
y moral. Evidentemente, pueden existir demandas para cambiar la Constitución o
las leyes, y quienes piensan así tienen derecho a proponerlo. Pero también debe respetarse todo lo que nos une,
la etapa mejor de nuestra Historia, el Estado que nos hemos dado, y que ha
garantizado el progreso y la defensa de derechos y libertades en el marco de la
Unión Europea. Por esto, no se entiende que el FC Barcelona se haya pronunciado sobre el referéndum del 1 de octubre, entrando en un terreno que no le corresponde y poniendo en juego algo tan importante como la Constitución y las leyes. ¿Cómo puede un club de fútbol que participa en la Liga española y que tiene proyección global poner en duda la democracia en España? Esto es una falta de respeto y un abuso hacia los demás españoles.
Cuando una parte de un estadio pita a un
africano en un partido de fútbol, entonces la UEFA y las leyes pueden imponer
sanciones por racismo. Los clubs de fútbol han aceptado que esto es necesario. Basado en la misma idea de respeto, es inaceptable que esos clubs promuevan actuaciones contra el marco de vida común
y contra los valores europeos de paz, convivencia e integración.
Los socios del Barça y el club pueden mantener las posiciones
políticas que quieran. Pero desde luego no pueden actuar contra los principios
de respeto, paz y convivencia, y contra los derechos y libertades de todos. Por
mucho que se crean demócratas y avanzados, si lo hacen, se sitúan en la incitación al odio y nos conducen al pasado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario