Iñigo Urkullu, elegido Lehendakari del Gobierno Vasco, ha iniciado con buen pie la legislatura. Para poder gobernar el País Vasco ha realizado un pacto con el Partido Socialista de Euskadi, que tiene antecedentes históricos en los años 1990. Con este pacto de gobierno, se abre una etapa positiva, en la que pueden alcanzarse acuerdos con el Gobierno de España y, si hay el consenso suficiente, puede avanzarse hacia un pacto de Estado sobre las cuestiones territoriales.
Al comienzo de esta nueva etapa, Urkullu realizó una importante entrevista con Enric Juliana del diario La Vanguardia de Barcelona, en la que establecía sus propósitos y comentaba la situación en Cataluña. Esta entrevista tuvo mucho impacto en Barcelona. Urkullu hace una diferencia fundamental entre los procesos vasco y catalán. Frente al proceso catalán, que busca el enfrentamiento y la división, Urkullu dice: "aconsejo a los catalanes que eviten el frentismo". Sin renunciar a la idea de nación vasca, pide un acuerdo para conseguir ese fin: "hay que ir a un pacto con el Estado que reconozca la nación vasca y la catalana". Al mismo tiempo, afirma claramente que la secesión es una vía sin salida: "pensar en un Estado vasco independiente es hoy una quimera".
Tras haber vivido una experiencia de violencia y choque social, el País Vasco se encuentra ahora en una fase de reconciliación. En esta nueva etapa, Urkullu se ofrece para liderar un País Vasco más fuerte, pero de acuerdo con la Constitución de 1978, y a través del consenso con el Estado. Se rechaza así la idea de ruptura y se propicia la vía del entendimiento. Es un mensaje claro para los soberanistas catalanes, de alguien que sabe muy bien lo que dice. Urkullu apostilla: "la unilateralidad no es el camino, Europa no la aceptaría". Este mismo mensaje se reproduce más claro todavía en otra entrevista que Urkullu dio al diario El País publicada el 4 de diciembre de 2016: "en un mundo globalizado, la independencia es imposible".
Estos mensajes integradores son muy importantes en un mundo donde las fuerzas disgregadoras siguen teniendo mucha influencia. Tras el Brexit, es posible que el independentismo en Escocia, o también en Irlanda del Norte, vuelvan a reclamar la atención. Tras la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, muchos en California han comenzado una campaña para una futura Calexit, un abandono de California de la Unión planeado para 2018.
Todos estos procesos son contrarios a las tendencias positivas de la historia. Las divisiones políticas que conducen a nuevos enfrentamientos, sean en España, en Europa o en América, son una regresión histórica y presentan riesgos ciertos de vuelta a situaciones lamentables del pasado. Por este motivo hay que aplaudir la iniciativa clarividente del PNV, encabezado por el Lehendakari Iñigo Urkullu y por su presidente Andoni Ortuzar. Los Estados plurales, democráticos y abiertos en el marco de la Unión Europea permiten una identidad política múltiple, diversas nacionalidades, y permiten también avanzar para resolver problemas de largo alcance entre todos. Por favor, miremos más al futuro y menos al pasado.
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