El Ministro de Gibraltar, Fabian Picardo, se encuentra en
una situación muy difícil. Desde el referéndum sobre Brexit está pidiendo una
cosa y su contraria: quiere que Gibraltar siga siendo británico y también que
sea parte de la Unión Europea, aunque el Reino Unido salga de la
UE. Desde hace meses Picardo está haciendo campaña para conseguir lo imposible.
Pidió un segundo referéndum para cambiar el resultado del 23 de junio. Reclamó
un “soft Brexit” donde puedan negociarse excepciones. En una entrevista
reciente, Picardo exige un “acuerdo diferenciado” para poder atender su caso.
Incluso, entre sus últimos argumentos, defiende a los diez mil españoles que van
cada día a trabajar a Gibraltar. ¿Será que busca votos en España?
La situación de Picardo es en realidad casi desesperada.
Porque los resultados del referéndum sobre el Brexit demostraron que Gibraltar
no tiene nada que ver con Reino Unido, y que está ligado inevitablemente a
España. Los ciudadanos de Gibraltar votaron un 95 % a favor de permanecer en la
Unión Europea, una proporción mucho más alta que la de cualquier región del
Reino Unido. Una futura salida de la Unión Europea sería muy negativa para los
gibraltareños, porque los situaría fuera del marco europeo, y porque España podría aplicar fuertes controles fronterizos y dejar
a la roca en el aislamiento.
Tras el Brexit, el Gobierno español ha ofrecido una
propuesta de negociación para llegar a una soberanía conjunta (joint sovereignty). Es una propuesta muy atractiva que permitiría a sus habitantes mantener la
nacionalidad británica, además de la española, aprovechar todas las ventajas de
la Unión Europea y guardar una gran autonomía. Por el momento es solo una idea
para discutir con Reino Unido que impulsó el anterior Ministro de Asuntos
Exteriores, José Manuel García-Margallo, y propuso el Embajador de España ante
Naciones Unidas, Román Oyarzun, con ocasión del Comité de Descolonización el 4
de octubre pasado (texto completo, resumen, press summary in English). Se trata de una idea interesante, que el actual Gobierno de España
podría desarrollar para intentar un nuevo acuerdo. Con esta propuesta podría
ganarse la mente, el corazón, … y el bolsillo de los gibraltareños. Los
llanitos deben comprender que el bolsillo no puede llenarse en contra de las
normas comunitarias. Su elección ahora no es ser británicos o
españoles (pueden ser los dos), sino entre ser corsarios o europeos.
La vía de la independencia para Gibraltar se encuentra
cerrada desde hace tiempo, como demostró una vez más la resolución de Naciones Unidas, adoptada este año, que solicita a España y Reino Unido negociar la
soberanía teniendo en cuenta el régimen de cosoberanía propuesto. Si comienza
la negociación sobre Brexit, como ha asegurado la Primera Ministra británica Theresa May,
el futuro de Gibraltar fuera de la Unión será muy incierto. Frente a estas
perspectivas, Picardo ha declarado que Gibraltar “nunca será español”. Teniendo
en cuenta los grandes cambios que hemos observado en las relaciones
internacionales (así como su propia evolución), los asesores de Picardo
deberían recomendar nunca decir nunca.
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