Este
comentario contiene una introducción a la compleja guerra
civil en Siria, y un analisis del efecto negativo de esa guerra que está afectando a la
Unión Europea: la llegada de refugiados a través del Mediterráneo. El mismo texto,
con vínculos internet a documentos interesantes, puede encontrarse en PDF aqui.
La guerra civil en Siria comenzó tras las revueltas conocidas
como Primavera Árabe de principios de 2011. A diferencia de algunos países
árabes donde las protestas llevaron a una democratización y a un cambio de
dirigentes (por ejemplo, Túnez), en Siria el poder establecido del régimen de El
Assad resistió, lo que provocó una guerra civil. En un primer momento, esa guerra
enfrentaba al gobierno contra los rebeldes, una fuerza heterogénea. Después el
panorama se ha hecho más complejo, con diversos contendientes.
Aunque la
comunidad internacional se movilizó para detener la guerra civil en Siria entre
2012 y 2015, no se realizó una presión suficiente, y la guerra ha continuado
con consecuencias muy negativas: división del país, desplazamiento de la
población civil, millones de refugiados, violencia extrema y violaciones de
derechos humanos y del Derecho Internacional humanitario (ius in bello). Entre
los intentos más importantes para detener la guerra se encuentra la Conferencia
de Ginebra para buscar un acuerdo de paz en enero de 2014 que no produjo
resultados. En alguna ocasión, la actuación internacional ha sido efectiva:
tras el uso de armas químicas contra la población por parte del gobierno en
2013, Estados Unidos insistió para evitar este uso, y el Consejo de Seguridad aprobó
la resolución 2118 en 2014 para obligar a la destrucción de todas las armas
químicas, prohibidas por el Derecho Internacional.
Salvo este
acuerdo puntual entre los miembros permanentes del Consejo de Seguridad, este
órgano no ha mostrado una posición suficientemente activa para detener la
guerra civil siria debido a las distintas posiciones de los miembros
permanentes. En términos generales, Rusia apoyaba al régimen de El Assad,
mientras Estados Unidos y algunos Estados árabes apoyaban a ciertos
insurgentes. Dicha falta de acuerdo ha propiciado una continuación y una
deterioración del conflicto. En el momento actual, la guerra civil ha dado lugar
a un puzzle de cuatro fuerzas armadas que controlan parte del
territorio, lo que hace un acuerdo futuro complicado: (a) el gobierno de Assad
con apoyo de Rusia controla Damasco, Homs y la salida al mar al norte de
Líbano, con las bases rusas de Lakatia y Tartus; (b) los rebeldes islamistas
con apoyo de Al Quaeda, que han tenido financiación de algunos países árabes,
en Alepo y el norte; (c) el llamado estado islámico o Daesh, que controla el
desierto central, la ciudad de Palmira y, lo que es más importante, toda la
ribera del Éufrates que conecta con Irak (es en esta zona donde se han
producido los atentados más graves contra derechos humanos, y desde donde puede
exportarse terrorismo); y (d) la zona kurda del norte se ha constituido en
región prácticamente independiente, llamada Rojava, dominada por el partido
kurdo sirio PYD. Turquía, que ha visto esta zona desarrollarse al sur de su
frontera, critica esta nueva fuerza y aduce que existen conexiones entre Rojava
y el estado islámico Daesh, y entre Rojava y el PKK kurdo, cosa que la nueva
entidad niega.
En cuanto a la cuestión de los refugiados, la guerra
civil en Siria ha provocado un enorme flujo hacia los países vecinos en primer
lugar y después hacia Europa. Los refugiados de la guerra civil en Siria están
en países vecinos, sobre todo en Turquía, Líbano y Jordania: dos
millones en Turquía, un millón en Líbano, y un millón en Jordania, que viven en
condiciones difíciles. El comisionado de NU para los refugiados, el portugués Antonio
Guterres, ha declarado que ACNUR tiene graves problemas presupuestarios
para alimentar a estos desplazados. El flujo de refugiados se ha dirigido
recientemente hacia Europa central sobre todo porque Turquía no podía contener
a tantos desplazados, y la guerra civil evoluciona de forma que también afecta
a Turquía, con zonas dominadas por los kurdos y con terrorismo.
La Unión Europea
se ha convertido en el mayor destino mundial de los refugiados (por
delante de Estados Unidos o cualquier otro) en los últimos años. Esto se debe a
la cercanía de los conflictos, y al hecho de que algunos países europeos, como
Alemania, Francia, Suecia o Reino Unido conceden el estatuto de Asilo a
numerosos refugiados. España, en cambio, no ha sido un país tradicional de
acogida de refugiados. España tuvo una fuerte inmigración legal e ilegal a lo
largo de la década de 2000 (pasó de 40 millones de habitantes en 2000 a más de
46 millones en 2010 con un 12 % de extranjeros), pero el asilo concedido a los
refugiados ha sido siempre muy bajo.
No todos los
refugiados que piden asilo vienen de Siria. El origen de los refugiados
que piden asilo en Europa se sitúa en tres regiones: Balcanes y Europa del Este
(Kosovo, Albania, Serbia, Rusia), Oriente Medio (Siria, Irak, Afganistán), y
Africa subsahariana (Eritrea, Nigeria, Somalia, etc). Los refugiados de los
Balcanes no son aceptados normalmente, pero hay un alto grado de concesión de
asilo para los refugiados procedentes de Oriente Medio en Alemania, Francia y
Suecia.
Las medidas que ha adoptado la Unión Europea
para atender la llegada de refugiados son de varios tipos: (A) Ayuda a los refugiados al llegar a la
Unión Europea, y distribución de los que buscan asilo entre los países
miembros, (B) Contención de los refugiados en los
países vecinos de la guerra siria, en particular Turquía, y (C) Medidas para estabilizar la situación en
Siria y permitir la vuelta de refugiados.
(A) Los
refugiados que parten hacia Europa utilizan dos vías: la vía terrestre
de los Balcanes, para llegar desde Grecia a Serbia, Hungría, Austria y
Alemania, y también la vía marítima para llegar a Italia. Al ser la
primera vía la más frecuentada, se ha producido una enorme presión sobre las
fronteras comunitarias de Europa central a lo largo de 2015. Hungría ha cerrado
su frontera y establece vigilancia militar. Austria y Esolvenia están tomando
también medidas. Las imágenes de refugiados que atestan estaciones y fronteras
y que mueren en el Mediterráneo van a seguir repitiéndose, porque el número de
personas que intentan llegar a Europa es muy alto.
El esquema de
distribución de peticiones de asilo acordado por los europeos a finales de
septiembre prevé la redistribución de 120.000 refugiados desde Grecia e Italia
en dos años. Por tanto es un alivio para estos dos países que actuarían como centros
de reparto de solicitudes de asilo para evitar la continuación del viaje
(Reino Unido, Dinamarca e Irlanda quedaron fuera del esquema). En realidad, el
acuerdo en firme fue la distribución de 66.000 refugiados que piden asilo durante
el primer año, de los cuales a España tocaban 8.000.
Sin embargo, el compromiso
de distribución se está cumpliendo muy lentamente. El presidente de la Comisión
Europea Jean Claude Juncker ha criticado a los Estados por no cumplir sus
promesas, y también por no dar ayudas económicas inmediatas para los campos de
refugiados en los países vecinos de Siria, 500 millones que la UE también
prometió. La redistribución de peticiones del cuadro anterior no quiere decir
que se acepten automáticamente, sino que cada Estado decide en cada caso. El
Reglamento de Dublín de 2013 de la Unión Europea estableció cómo resolver las
peticiones de asilo de los refugiados que llegan a nuestras fronteras.
Más
recientemente, el 25 de octubre, once países de la UE han acordado establecer campamentos
de refugiados para retener a los que buscan asilo, en particular en Grecia
y los Balcanes.
(B) El segundo
mecanismo previsto por la Unión Europea en su Consejo de 15 de octubre es un plan
de acción con Turquía para frenar el flujo de refugiados a cambio de ayuda
financiera de los europeos, que se cifra en unos 3.000 millones de euros. La
idea es crear zonas en Turquía para retener a los refugiados, y mejorar las
condiciones allí con dinero europeo para que no sigan su viaje. Esta propuesta
europea no ha encontrado todavía una respuesta totalmente positiva por parte
turca. Turquía tiene elecciones pendientes el 1 de noviembre, y
cualquier nuevo Gobierno aprovechará esta necesidad manifiesta de los europeos
para intentar obtener más concesiones de la UE. La guerra en Siria ha tenido un
fuerte impacto en Turquía, que se convierte ahora en un socio imprescindible
para frenar la llegada de refugiados. Por tanto, los términos de las relaciones
entre Turquía y la UE pueden cambiar ahora debido a la crisis.
(C) El problema en el origen sigue siendo la
inestabilidad en Siria. El tercer tipo de medidas que debe tomar la Unión
Europea para resolver este problema es la acción directa para detener la
guerra civil en Siria e intentar buscar una nueva estabilidad que permita a
los refugiados comenzar a volver. Pero la UE no puede actuar sola. La
pacificación de Siria, después de un deterioro tal de la situación, requiere un
ingente esfuerzo internacional que debe estar liderado por Estados Unidos y
Rusia, para encontrar un acuerdo de estabilización, que debe ser confirmado por
el Consejo de Seguridad. En este acuerdo los europeos deberían participar
activamente, y costará mucho tiempo y dinero volver a una situación de
normalidad. Se demostraría de nuevo que en las crisis internacionales es mucho
mejor prevenir que curar. En enero de 2014 se celebró una segunda conferencia
de paz sobre Siria en Ginebra que no dio resultado. Es preciso volver a la
mesa de negociaciones con todas las partes (esta vez habría que incluir también
a Irán, al que Estados Unidos y la UE están levantando las sanciones) para
encontrar un acuerdo global.
Conclusión:
atentados contra principios fundamentales
Desgraciadamente,
el conflicto sirio muestra ejemplos recientes de atentados contra dos
principios fundamentales del Derecho Internacional. Por un lado, la guerra
civil y la falta de actuación del Consejo de Seguridad y la comunidad
internacional para detenerla (salvo acciones puntuales como la prohibición y
destrucción de armas químicas) han provocado un recrudecimiento de la violencia,
y una situación territorial fragmentada. Otra consecuencia negativa es la
creación del llamado estado islámico o Daesh que genera brutalidad,
radicalización y terrorismo. La guerra civil y sus consecuencias han supuesto
un quebranto del principio que prohíbe el uso de la fuerza armada en Derecho
Internacional.
Por otro lado,
los crímenes de guerra de diversas partes en el conflicto y el desplazamiento
de un gran número de refugiados suponen atentados contra el principio de
respeto de los derechos humanos. La Unión Europea, España y los demás Estados
miembros han establecido una serie de mecanismos para paliar el problema
humanitario, pero no son suficientes para hacer frente a la magnitud de la
crisis. Solamente con un compromiso mayor de los europeos y de otros actores
implicados podrá resolverse este problema, antes de que las consecuencias de la
guerra terminen afectando más profundamente la estabilidad de la Unión Europea.
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