Uno de los asuntos centrales de la política española
este año de 2013 que ahora termina ha sido, una vez más, la cuestión catalana. El
proyecto secesionista ha estado muy mal planeado desde el punto de vista
internacional. Los independentistas han manipulado la historia, sin dar
suficiente trascendencia al hecho de que Cataluña ha formado parte siempre del
Estado español desde su comienzo. Además, las comparaciones con otros casos son
erróneas. Canadá se forma a partir de zonas de distinta colonización. Bélgica
es de formación reciente y las dos comunidades, flamenca y valona, se
fusionaron de manera solo superficial desde 1830. Y Escocia fue un reino hasta
la Unión a comienzos del siglo XVIII.
Artur Mas y sus adláteres han iniciado un proyecto dislocado
e impetuoso, en el que han ignorado una lección fundamental de las relaciones
internacionales: una declaración unilateral de independencia solo será apoyada
desde fuera por Estados que quieran enemistarse con España. Y no hay ninguno,
porque España es respetada en todo el mundo. La cuestión no es que el
Ministerio de Asuntos Exteriores haga una campaña informativa, sino que nadie
en el globo está dispuesto a maniobrar para romper España. Los independentistas
han recibido claras respuestas negativas de Estados Unidos, a través de la CasaBlanca, y de otros países. Artur Mas se ha paseado por Moscú para buscar apoyos y lo único que
consiguió fue una foto en la Paza Roja como cualquier otro turista. En Brasil
pudo entrevistarse con el expresidente Lula en visita privada, porque este exigió
que no hubiera fotos. Seguramente Lula le tiraría de las orejas a Mas por su
desconocimiento de cómo funciona el mundo. Ni Francia, ni Reino Unido, ni
Italia, ni Alemania ni ninguna otra potencia europea está dispuesta a
introducir este elemento de inestabilidad profunda en el continente, que
recuerda demasiado a los Balcanes. Para acabar su periplo grotesco, Artur Mas
visitó Israel para hacer las declaraciones más desafortunadas que comparan a
este gran país con su proyecto romántico, y luego, desde India, habló del papel
de Gandi en la descolonización y en la creación de la moderna India, otra muestra
de cómo quiere comparar lo incomparable.
Frente al proyecto secesionista, que bebe de fuentes
ideológicas y políticas del siglo XIX, que tiene a veces tintes fascistas y se
adereza de buenismo pacifista, todo ello unido a un cierto desconocimiento de
las relaciones internacionales, surge el proyecto nacional español, como uno de
los más atractivos de finales del siglo XX y principios del XXI. Este proyecto
histórico de largo alcance ha sido reconocido en todo el mundo. Sobre la base
de una historia con sus luces y sombras, pero sin duda una de las más intensas
de las grandes naciones europeas con su proyección en todo el mundo, España ha
sabido realizar transformaciones difíciles y admirables en las últimas décadas,
que han superado los aspectos más negativos de su historia. La imagen de España
en el mundo está asociada a una modélica transición a la democracia desde 1975.
Posteriormente, se ha asegurado la alternancia democrática. Las diversas
culturas y sensibilidades presentes en España se han sumado para crear un
Estado plural, donde existe una gran riqueza. Los catalanes están orgullosos
con razón de su legado cultural, pero existen otros legados de similar importancia
en España y todos ellos se enriquecen mutuamente. Es la capacidad de integrar
todas esas herencias lo que da fuerza a España, mucho más teniendo en cuenta
que la proyección cultural española en el mundo es formidable. En el plano político
internacional, desde los años 1980, nuestra participación en la Comunidad
Europea, luego UE, en la Alianza Atlántica y en otras organizaciones
internacionales demostró que España se involucraba de manera activa en las
cuestiones globales. También resolvimos con éxito los retos de modernizar la economía,
entrar en el euro y, en relación con esto, respetar escrupulosamente los criterios
de convergencia. En los años 2000, durante la etapa de la globalización, numerosas
empresas españolas supieron llevar a cabo una sorprendente expansión internacional,
y en los últimos meses, los observadores europeos y los mercados indican que
España está saliendo de la crisis de manera ejemplar.
Todo ello da lugar a un proyecto nacional español de
futuro mucho más atractivo que los proyectos secesionistas, y que puede jugar
en el tablero global con otros grandes estados. Además, este proyecto no está ni
mucho menos ultimado porque tiene todavía dimensiones que deben ilusionarnos de
cara al futuro. Pueden destacarse tres. En primer lugar, la crisis y la
corrupción que hemos visto en demasiados sectores de nuestra política y
sociedad exigen una regeneración, por lo que nuestra democracia no es un estado
final ya alcanzado sino una tarea permanente que exige nuestra participación crítica.
En segundo lugar, el desafío de transformar nuestra economía hacia patrones más
sostenibles, con menos consumo de hidrocarburos, puede compararse, por su complejidad
y trascendencia, a los retos anteriormente señalados. Del mismo modo que
pudimos superar esos desafíos históricos, hay que confiar en que, con la
voluntad política necesaria, sabremos convertirnos en referencia mundial de
economía sostenible y menos dependiente del petróleo. Finalmente, la tarea de
una proyección global más importante de España significa que debemos participaren las grandes cuestiones de gobernanza global de manera más activa. En juego
están cuestiones fundamentales para el futuro de la humanidad, y España tiene
capacidad para hacer una aportación equilibrada y significativa.
Aquí le dejó una noticia http://www.20minutos.es/noticia/1774967/0/secretario-ONU/avala-proceso/soberanista-catalunya/
ResponderEliminarEstoy de acuerdo, en la teoría- política. Es así, Catalunya ha reinventado hasta una bandera (que ha divido también dentro de los que quieren la secesión "saquen la estrella bastarda de la senyora", se puede escuchar entre sus filas). sin embargo, el catalán promedio cree esa historia que se está inventando. Los mismos catalanes de más de 40 años vuelven a estudiar catalán, la estatua de Cristóbal Colón se levanta en las Ramblas y se escucha, como una verdad palpable y no cuestionable, que era catalán, y los más jóvenes hablan en catalán y no en castellano como símbolo de su sentimiento nacional). Este imagianrio colectivo se viene construyendo desde hace años, y fue creciendo poco a poco, de manera casi imperceptible. Este nacionalismo a pesar que es verdad en lo macro no va a tener eco, por ahora. ¿Qué va a pasar dentro de 10 años más? Hace 10 años eran unos cuantos "locos románticos" avalados por nostalgias de abuelos republicanos que publicaban unos cuantos libros en catalán... Hoy ya hay un líder nacionalista revelado y que además fue elegido bajo un régimen democrático que dirige y es amparado por una masa importante de personas... En épocas de crisis económicas son los líderes carismáticos los que prenden esa chispita y embandera a gente que no tiene nada que perder en luchas por principios abstractos... no sé si a Mas hay que tomarlo tan poco seriamente... Sobre todo, cuando puede hacer alianzas estratégicas con otros lares que buscan reconocimiento en zonas álgidas.. por ejemplo Taiwán, se me ocurre..
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