viernes, 16 de septiembre de 2011

Instintos humanos

El documental Una verdad incomoda le dio el Oscar en 2006, y su activismo contra el cambio climatico le valio el Premio Nobel de la Paz en 2007. Ahora Al Gore vuelve a la carga con un evento global que ha titulado Climate Reality Project. A traves de 24 casos tomados de diversas partes del mundo quiere demostrar que el deterioro del clima y de la naturaleza son una realidad. Quizas para algunos esta demostracion sea necesaria (los negacionistas son tozudos y tienen pasta), pero ya tenemos bastante informacion. Ademas de este ultimo esfuerzo de Al Gore, existen muchas otras exposiciones espectaculares, como Six degrees could change the world de National Geographic, que afirman la gravedad de la situacion. En realidad ya no estamos ante un problema de comprension sino de voluntad.

A pesar de los enormes daños que puede ocasionar el cambio climatico (pero tambien la contaminacion en general, el agotamiento de recursos, la extincion de especies, etc.), la gente no cesa (cesamos) sus (nuestras) actividades destructivas simplemente porque no queremos. Sabemos que vamos hacia el ecodesastre pero no hacemos nada para evitarlo.

Esto se debe a que los instintos humanos insertos en nuestros genes y desarrollados socialmente son muy dificiles de cambiar. La busqueda innata del bienestar y el instinto humano de acumulacion nos llevan a un modo de vida basado en el consumo. Nos sentimos mejor con una casa más grande, con dos coches en lugar de uno, con veinte vestidos mejor que cinco, y estamos deseando viajar a lugares exoticos que otros han visitado.

Los instintos humanos, que tienen una gran componente animal, se han generado a lo largo de cientos de miles de años y ahora es muy complicado reconducirlos. Esto ya lo explico Sigmund Freud en su libro
El malestar en la cultura (1930). El hombre sueña con ser feliz pero choca con la naturaleza y la caducidad de su propio cuerpo mortal que terminara descomponiendose, lo que le produce sufrimiento. Las sociedades han creado ademas una serie de reglas para aplacar sus pulsiones mas animales, como la agresividad y la sexual, prohibiendo matar y violar, por ejemplo. Pero ese conjunto de reglas culturales limita nuestra libertad, por lo que se produce un rechazo personal contra la civilizacion y las culturas que nosotros mismos hemos creado, rechazo que a veces toma forma de culpa.

Es dificil canalizar los instintos humanos y controlar sus consecuencias negativas (especialmente cuando se trata del institnto de bienestar y acumulacion), pero ya lo hemos hecho antes. Una serie de normas sociales, medicas, eticas y juridicas han frenado los instintos agresivos, los sexuales, los territoriales, e incluso han ordenado (o por lo menos intentan) el instinto alimenticio. Lo que parecen evidencias para unas sociedades historicas (la esclavitud, el racismo, el derecho de pernada) son despues negadas por otras. Y los grupos que trabajan por hacer evolucionar esos instintos y costumbres son al comienzo minoritarios pero al final producen avances. Asi, los abolicionistas del siglo 19 consiguieron abolir la esclavitud, o los sufragistas del siglo 20 empujaron hacia la aceptacion del derecho al voto para las mujeres. Los ecologistas hacen ahora una tarea similar.

Pero queda mucho camino por recorrer. La solucion no radica en aceptar la realidad de la contaminacion y del cambio climatico, ni en introducir leyes para proteger el medio ambiente. La verdadera solucion solo llegara cuando se replantee nuestro modo de vida consumista en su conjunto. Para ello hace falta un cambio cultural muy profundo que implica transformar ideas politicas y sociales, pero tambien la construccion de una nueva mentalidad, una nueva espiritualidad y posiblemente una nueva religion.

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