En el día de Año Nuevo, expreso mis mejores deseos de paz y amor
verdadero para todos. En Navidad celebramos el nacimiento de Jesús y la
renovación de la vida. Para los cristianos, Jesús
representa el triunfo del amor y de la esperanza sobre la muerte y el mal. En
el día de Año Nuevo, la Iglesia celebra la Jornada Mundial de la Paz.
El mensaje clave de Jesús fue el amor al prójimo, que practicó hacia los pobres, enfermos y marginados de su sociedad. En una primera lectura, puede parecer que el mensaje de amor al prójimo en los Evangelios no tiene antecedentes. Sin embargo, los sentimientos de justicia y de amor al prójimo están muy presentes en los profetas del Antiguo Testamento. El libro de Isaías afirma:
Este es el ayuno que yo quiero:
soltar las cadenas injustas, desatar las correas del yugo, liberar a los
oprimidos, quebrar todos los yugos, partir tu pan con el hambriento, hospedar a
los pobres sin techo, cubrir a quien ves desnudo y no desentenderte de los
tuyos… Cuando alejes de ti la opresión, el dedo acusador y la calumnia, cuando
ofrezcas al hambriento de lo tuyo y sacies el alma afligida, brillará tu luz en
las tinieblas, tu oscuridad como el mediodía. (Isaías 58, 6-11)
El libro de Isaías está compuesto por tres partes históricamente
distintas y de diversos autores. El Tercer Isaías (capítulos 56-66), fue
escrito en torno al año 530 a.C. El Primer Isaías (caps. 1-39), datado en el
siglo VIII a.C., también enfatizó esa dimensión ética del amor a los demás.
No me traigáis más inútiles
ofrendas -dice el Señor-, son para mí como incienso execrable… Cuando extendéis
las manos me cubro los ojos; aunque multipliquéis las plegarias, no os
escucharé. Vuestras manos están llenas de sangre. Lavaos, purificaos, apartad
de mi vista vuestras malas acciones. Dejad de hacer el mal, aprended a hacer el
bien. Buscad la justicia, socorred al oprimido, proteged el derecho del
huérfano. (Isaías 1, 13-17)
Tales exigencias tienen valor en nuestro mundo como principios
para orientar la convivencia, la política, el derecho y las relaciones
internacionales. Tras investigar mucho tiempo en Derecho Internacional, mis
ensayos recientes amplían el foco y se refieren a la necesidad de introducir la
ética en las relaciones globales para afrontar problemas como la guerra. El deterioro imparable del medio ambiente no cesa por muchas conferencias
internacionales que se hagan, por lo que es preciso pensar en un enfoque global, compatible con la ciencia y las religiones tradicionales,
como he mantenido en este artículo sobre la Creación y la destrucción: https://ethic.es/2021/03/creacion-o-destruccion-como-destino/.
El comienzo del nuevo año es buen momento para recordar las
palabras de los antiguos profetas, valientes defensores de principios de
humanidad ante los poderosos de su tiempo. También los mensajes coincidentes de
los primeros cristianos, que siguen reclamando amor a los demás, justicia y paz
en nuestro mundo, más de dos milenios después. Disfrutamos de progresos
tecnológicos, pero seguimos sin atender a cuestiones humanas fundamentales.
Seguimos contemplando en silencio guerras que provocan sufrimientos indecibles.
Todos participamos en un modo de vida acelerado que está destruyendo la
naturaleza de forma irremediable. Hay muchos
intereses cortoplacistas, mucho egoísmo, muchos líderes internacionales
dispuestos a ejercer la violencia, muchas personas de buena voluntad que no se atreven a hablar, muchos periodistas que defienden lo indefendible, pero: ¿Dónde están hoy los profetas del amor que reclaman
hacer un mundo mejor?