sábado, 22 de septiembre de 2012

Pena de muerte

AG, que sigue este blog, me ha dicho que le gusta pero que es “muy denso”. Gracias. A partir de ahora intentare hacer comentarios mas claros, aunque las cuestiones a veces sean complejas, como la de hoy.

Hoy quiero explicar que existen crimenes tan horrendos que las condenas penales puestas por los paises europeos resultan demasiado blandas. El Derecho Penal de los paises europeos excluye la pena de muerte hace tiempo y tanto el Consejo de Europa como la Union Europea hacen campaña contra esa pena en todo el mundo. Esto me parece bien. A lo largo de la historia se ha abusado demasiado de las torturas y otras practicas penales odiosas, y ahora debemos civilizar y racionalizar la respuesta que damos a los atentados graves contra las personas y la sociedad.

Pero existen dos razones para pensar que la pena de muerte no deberia ser completamente desterrada de nuestros sistemas penales. La primera es que dentro de nuestros paises a veces ocurren actos criminales tan abominables que necesitan la respuesta mas contundente posible. Un buen ejemplo es la matanza de Oslo y Utoya, que realizo un solo individuo, Breivik, en julio de 2011.

El señor que aparece a la izquierda en primer plano en la foto de arriba se llama Thomas Indrebo. Esta sentado en el tribunal que juzgaba a Breivik por 77 crimenes demostrados. En solo unos minutos, con una frialdad asombrosa de la que no se ha arrepentido despues, Breivik produjo el horror y la desolacion en otras tantas familias y en cientos de amigos. La lista de muertos es impresionante porque la mayoria son jovenes. Frente a esta masacre, el tribunal, aplicando pulcramente el derecho noruego, ha decidido condenar a Breivik a 21 años (extensibles en la práctica) de prision en una celda acogedora, con derecho a libros y otras amenidades. Creo que la tremenda desproporcion entre la magnitud del crimen y la pena impuesta deberia hacernos reflexionar.

Thomas Indrebo era uno de los tres ciudadanos noruegos que componian el tribunal que juzgaba a Breivik, junto a dos jueces profesionales. En ese ambiente de pulcritud que se ve en la foto, la jueza principal decidio apartar a Indrebo del tribunal y sustituirlo por un ciudadano suplente, porque se descubrio que Indrebo habia escrito al dia siguiente de la masacre “merece la pena de muerte!” en una red social. Es decir, ni siquiera esta permitido pensar y expresarse ante una brutalidad de tal calibre, porque supuestamente se ve afectada la neutralidad. Sinceramente, pienso que la desaparicion de tantos inocentes y el dolor de las personas cercanas se ven menospreciados por un derecho excesivamente aseptico que ignora sentimientos elementales de justicia.

La segunda razon por la que habria que pensar mas sobre la pena de muerte es la realidad internacional, llena de crimenes inhumanos que requieren tambien una respuesta implacable. Es curioso comprobar como los tribunales internacionales, creados en gran medida por el impulso de los estados europeos, no incluyen entre sus castigos la pena de muerte, cuando su jurisdiccion se refiere a los crimenes de guerra y los crimenes contra la humanidad mas espeluznantes. Frente a mutilaciones, violaciones y masacres sin cuento, incluso al genocidio, el tribunal especial para Ruanda, por ejemplo, no pudo aplicar esa pena, mientras los paises vecinos si la reconocen. Los criminales en ese caso hicieron forum shopping y se lanzaban desde los paises vecinos que podian juzgarlos a los brazos de la jurisdiccion internacional. En ese mundo de violencia y caos, ¿tiene sentido ofrecer a los culpables de genocidio un tratamiento propio de la dulce Europa?

De hecho, nuestros estados tienen un problema de coherencia: se rasgan las vestiduras ante la pena de muerte pero despues aceptan las acciones de guerra legitima cuando existe una autorizacion del Consejo de Seguridad según el capitulo VII de la Carta de Naciones Unidas. Esas acciones coercitivas conllevan necesariamente resultado de destruccion y muerte, y en estos casos, nuestros derechos estatales y el Derecho Internacional aceptan las consecuencias. La legitima defensa del estado, otro uso de la fuerza permitido, justifica tambien resultados de muerte segun nuestro derecho, como en su dia explique en un articulo de prensa sobre la muerte de Osama bin Laden, un terrorista criminal en grado superlativo. La aceptacion de la guerra legitima en nuestros derechos significa que sus consecuencias estan justificadas por mucho que queramos aparentar lo contrario.

El debate sobre la pena de muerte es muy antiguo, y sus ventajas e incovenientes estan bien estudiados. Ahora bien, en mi opinion, el rechazo frontal que hacemos los europeos de ese castigo frente a los peores crimenes da lugar a situaciones injustas. La clave seria redefinir mejor las circunstancias estrictas en que esa pena debería ser aplicada, pero no excluirla de manera tan rotunda.

1 comentario:

  1. Yo soy partidaria de la pena de muerte; por descontado, para delitos sobradamente probados y para los que no exista duda alguna sobre la culpabilidad.

    Es más, me "enciendo" cuando veo que, siempre a mi entender, en muchas ocasiones la "Ley" protege o beneficia injustamente al criminal (léase caso Bolinaga, sin ir más lejos) en detrimento de las víctimas.

    Respecto a este caso de Breivik o similares, si llega a matar a un familiar mío le descerrajo unos cuantos tiros y luego que me encierren y me juzguen (total si me hacen una regla de tres puedo salir a tres meses y algo de cárcel, nada por librar al mundo de un ser semejante).

    Vale, ya sé que soy muy extremista, pero no puedo con las injusticias.

    Besos

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