martes, 18 de septiembre de 2018

La disgregación: un momento global peligroso

¿Quién tenía razón, Fukuyama o Huntington? ¿Estamos más cerca del mundo feliz del fin de la Historia, o del choque de civilizaciones? 

Francis Fukuyama ha escrito un post sobre el legado de Samuel Huntignton, que es de obligada lectura. En ese texto, Fukuyama dirige una carta a su colega fallecido para decirle cosas inquietantes. En sus obras, Huntington ponía el acento en el choque de civilizaciones, donde la cultura y la historia seguían siendo fundamentales. Mientras, Fukuyama resaltaba la homogeneidad de la globalización en los campos económico y político desde finales del siglo XX, en su "fin de la historia". Pero resulta que Fukuyama da a entender que estaba equivocado. Y esto es grave.

El breve post de Fukuyama es en gran medida un reconocimiento de su derrota (aunque quiere dulcificar esa sensación). Acepta que, en el mundo actual, la cultura y la identidad son omnipresentes, y que la globalización no marcha tan rápido como esperaba. Por este motivo, en sus últimos trabajos, Fukuyama escribe contra la política basada en la identidad, Against Identity Politics, y critica el nuevo tribalismo, que puede poner en juego la democracia.

Desde el fin de la Guerra Fría el debate entre estos dos grandes titanes de las relaciones internacionales ha sobrevolado todo. A veces parecía que el fin de la historia y el consenso sobre los principios económicos y políticos era dominante, como en la globalización del comercio, a veces era el choque de civilizaciones el que se imponía, como en la lucha contra el terrorismo internacional. Ahora, los comentarios de Fukuyama encienden una señal de alarma, porque la situación global está dirigiéndose hacia un choque, ya no solo en las fronteras entre civilizaciones sino también en el interior de los estados democráticos (y de la Unión Europea). Un choque más grave porque se produce en nuestras sociedades.

Este choque interno del mundo democrático ya no está basado en cuestiones culturales, y quizás tampoco en cuestiones políticas tradicionales. El choque viene producido por una falta de objetivos comunes en nuestras sociedades. Una vez conseguida la democracia y la riqueza, ¿cuál es la siguiente meta? No sabemos en realidad, y nos deshacemos en un mundo sin Norte. ¿Cómo puede llamarse esta nueva etapa de peligro? Mirando a la historia reciente, pueden distinguirse las siguientes etapas:

1990-2000. Etapa de globalización y creación de un nuevo orden. Expansión de la democracia, solución de conflictos, creación de la Unión Europea, de la OMC y de otras instituciones internacionales. El objetivo era la creación de un nuevo orden global.

2000-2008. Etapa de expansión de la economía y ascenso de los emergentes. La lucha contra el terrorismo no impidió el crecimiento del comercio, la revolución tecnológica y el ascenso de China. El objetivo fue la globalización.

2008-2016. Etapa de crisis financiera y económica. Una profunda crisis desveló los problemas del gran endeudamiento, los excesos, y la vulnerabilidad del sistema financiero, con repercusiones políticas. El objetivo era superar la crisis.

2016 hasta la actualidad. Etapa de disgregación. Las consecuencia política de la crisis ha sido que nuestras sociedades recelan de la globalización. Todos nos hemos convertido en más miopes y egoístas. El referéndum sobre el Brexit en junio de 2016 y la elección de Donald Trump como Presidente de Estados Unidos en noviembre marcaron el inicio de una nueva etapa caracterizada por la disolución del consenso sobre grandes cuestiones globales. Surgen los particularismos, como el nacionalismo, la identidad política, y las dudas sobre la integración europea, el libre cambio, y las instituciones internacionales.

La disgregación se produce curiosamente en el mundo occidental, que ya no se ve unido ni por objetivos comunes ni por enemigos, como explico aquí. Los grandes temas que habían unido antes, como la expansión de la democracia, la integración regional, la pacificación de conflictos, o retos globales como el medio ambiente y la tecnología, se abandonan. Los países con poder fuerte, como Rusia o Turquía, se encuentran cómodos en esta situación. Un signo del nuevo mundo, donde adquieren importancia el liderazgo y el populismo, sería la amistad repentina de Donald Trump con Kim Jong Un. En estas circunstancias, China se convierte en defensora del orden según las normas surgidas en la década de 1990. ¡Cosas veredes, amigo Sancho!

Las fuerzas disgregadoras producen desorientación. Son expresiones de miopía y egoísmo, como el auge del nacionalismo o la crítica de normas e instituciones internacionales. Van contra el sentido de la historia. Frente a estas fuerzas centrífugas debemos mantener la confianza en principios y valores como la democracia, la paz, y la integración europea. Aunque Huntington tuviera razón, necesitamos a Fukuyama. Y necesitamos ir más allá: una visión institucional y normas comunes como las que ofrecen la Unión Europea y la gobernanza global, para hacer frente a retos comunes, como el medio ambiente.

La sorpresa es que, para hacer frente a dicha fragmentación, hay que luchar. Creíamos que los principios y las instituciones internacionales eran tan evidentes que iban a imponerse por si mismos. Pero no es así. Todo lo conseguido en el último medio siglo está en peligro. Una comunidad global más pacífica, integrada y homogénea no va a imponerse de manera espontánea, y es más difícil de lograr de lo que habíamos pensado. Debemos mantener claros los objetivos y redoblar el esfuerzo. La otra vía es dejar que la disgregación actual lleve a la disolución del sistema y a una nueva etapa de enfrentamiento global. ¿Tras la etapa de disgregación viene otra de guerras y caos? Por delante tenemos una tarea heroica, y no sabemos si hay héroes.

PARA ANALIZAR ESTAS INTERESANTES CUESTIONES HE ESCRITO ESTE ENSAYO: FILOSOFÍA DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES, DISPONIBLE EN LA WEB DE LA UNIVERSIDAD COMPLUTENSE. NO SE LO PIERDAN! Y SEGUIMOS CONVERSANDO...

lunes, 10 de septiembre de 2018

Chauvinismo y cadalsismo

En España somos bastante pesimistas sobre nuestro país y tenemos el hábito de auto-flagelarnos. Esto es un error si miramos la historia reciente de la democracia, que ha conseguido avances económicos, políticos y sociales impresionantes. Pero la excesiva autocrítica (que nos encanta) y los ataques injustos de los independentistas conducen a la actitud psicológica equivocada.

En el extremo opuesto se encuentran aquellos países que están muy orgullosos de sí mismos, y que alaban sin cesar todo lo que hacen y lo que son. El patrioterismo excesivo se llama chauvinismo, nombre que viene del soldado francés Nicolas Chauvin, un personaje legendario que apareció en obras de teatro populares en Francia en los años 1820.

De Chauvin, chauvinismo o chovinismo. Si tuviésemos que buscar cómo llamar la actitud contraria, de crítica excesiva a la propia patria, no habría mejor referente literario que José Cadalso, autor de Cartas Marruecas (1789). En aquel libro delicioso, Gazel, un embajador marroquí, va descubriendo los problemas de España y comparándolos con los de otros países europeos.

José Cadalso (1741-1782) fue un gran ensayista de la Ilustración española, buen conocedor de Europa, que vivió en Francia y en Inglaterra, y realizó el “gran tour” en su juventud. La decadencia del imperio español produjo en la sociedad un sentimiento agudo de auto crítica que está muy bien reflejado en la obra de Cadalso. ¿Se continúa aquel sentimiento hasta la actualidad? ¿Acentuaron los desastres del siglo XIX y la posterior Guerra Civil aquel estado de ánimo?

Sean cual sean las respuestas, si de Chauvin decimos chauvinismo, de Cadalso podríamos obtener “cadalsismo” para denominar la actitud excesivamente crítica y pesimista sobre un país, y “cadalsista” a quien la practica. Lean este magnífico fragmento de las Cartas Marruecas:

-Vergüenza tengo de ser española -decía la segunda-.
-¿Qué dirán las naciones extrañas? -decía la que faltaba.
-¡Jesús, y cuánto mejor fuera haberme quedado yo en el convento en Francia, que no venir a España a ver estas miserias! -dijo la que aún no había hablado.
-Teniente coronel soy yo, y con algunos méritos extraordinarios; pero quisiera ser alférez de húsares en Hungría primero que vivir en España -dijo uno de los tres que estaban con las tres.
-Bien lo he dicho yo mil veces -dijo uno del triunvirato-, la monarquía no puede durar lo que queda del siglo; la decadencia es rápida, la ruina inmediata.
-Pero, señor -dijo el que quedaba- ¿no se toma providencia para semejantes daños? Me aturdo. Crean ustedes que en estos casos siente uno saber leer y escribir. ¿Qué dirán de nosotros más allá de los Pirineos?
Asustáronse todos al oír tales lamentaciones. ¿Qué es esto?, decían unos. ¿Qué hay?, repetían otros. Proseguían las tres parejas con sus quejas y gemidos, deseoso cada uno y cada una de sobresalir en lo enérgico.
Yo también sentíme conmovido al oír tanta ponderación de males, y, aunque menos interesado que los otros en los sucesos de esta nación, pregunté cuál era el motivo de tanto lamento.
-¿Es acaso -dije yo- alguna noticia de haber desembarcado los argelinos en la costa de Andalucía y haber devastado aquellas hermosas provincias?
-No, no -me dijo una dama-; no, no; más que eso es lo que lloramos.
-¿Se ha aparecido alguna nueva nación de indios bravos y han invadido el Nuevo Méjico por el Norte?
-Tampoco es eso, sino mucho más que eso -dijo otra de las patriotas.
-¿Alguna peste -insté yo- ha acabado con todos los ganados de España, de modo que esta nación se vea privada de sus lanas preciosísimas?
-Poco importa eso -dijo uno de los celosos ciudadanos- respecto de lo que pasa.
Fuiles diciendo otra infinidad de daños públicos a que están expuestas las monarquías, preguntando si alguno de ellos había sucedido, cuando al cabo de mucho tiempo, lágrimas, sollozos, suspiros, quejas, lamentos, llantos, y hasta invectivas contra los astros y estrellas, la que había callado, y que parecía la más juiciosa de todas, exclamó con voz muy dolorida:
-¿Creerás, Gazel, que en todo Madrid no se ha hallado cinta de este color, por mas que se ha buscado?


martes, 4 de septiembre de 2018

Artículos interesantes sobre cuestiones internacionales



Al comenzar el curso, es conveniente repasar los estudios recientes publicados por los centros de pensamiento sobre Derecho Internacional y relaciones internacionales. En esta entrada vamos a seleccionar algunos artículos especialmente recomendables para lectura, publicados en los centros más importantes que trabajan en español. ¡Y recomendamos también visitar las webs, que ofrecen muchos otros!


La Revista Electrónica de Estudios Internacionales (http://www.reei.org/) publica el artículo Tráfico ilícito de migrantes y operación Sophia: ¿podría aplicarse de nuevo la responsabilidad de proteger en Libia?, de Andrea Cochinni. La situación de conflicto e inseguridad que vive Libia ha producido un terrible tráfico de inmigrantes desde Libia, lo que obligó a la Unión Europea a crear la operación naval Sophia para actuar en el Mediterráneo. La operación no ha podido funcionar correctamente, según el autor, debido a la falta de autorizaciones necesarias que deben provenir del propio Estado libio o del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

El Real Instituto Elcano, el centro de estudios internacionales de referencia en España, ofrece en su web (http://www.realinstitutoelcano.org) una impresionante lista de trabajos sobre temas de actualidad. En su análisis La dimensión internacional de la ciberseguridad, Félix Artega demuestra que la cooperación es fundamental a la hora de regular el ciber espacio, y de mantener la operatividad de los instrumentos digitales que son hoy fundamentales para nuestra sociedad. Los más jóvenes dan por supuesto que las redes y las nuevas tecnologías están siempre funcionando, pero pueden ser objeto de ataques y debemos estar preparados para protegerlas. Por otra parte, el Real Instituto Elcano ha publicado también un especial sobre Mujeres, paz y seguridad, que presenta información muy relevante sobre este tema crucial.

El Instituto Español de Estudios Estratégicos (http://www.ieee.es/) pone el foco en un amplio espectro de materias. Hoy la seguridad incluye los aspectos más diversos, y el IEEE se ocupa también de las amenazas contra el medio ambiente. El trabajo de Mar Hidalgo García sobre Los ecosistemas marinos y la pesca enfatiza la relevancia de preservar el medio marino con el fin de hacer un uso más racional y sostenible de los recursos vivos en el futuro.

Pueden destacarse igualmente institutos y centros muy activos y de gran calidad en Iberoamérica (vean por ejemplo la Red Iberoamericana de Estudios Internacionales). Mencionaremos solo el siguiente trabajo publicado en la Revista Mexicana de Política Exterior, escrito por Lorena Ruano, La Unión Europea y América Latina y el Caribe: breve historia de la relación biregional, que dibuja una panorámica de las relaciones entre Europa e Iberoamérica en las últimas décadas.

Dentro de este campo, la Fundación Alternativas (http://www.fundacionalternativas.org/), otro de los más potentes think tanks españoles, ha estado igualmente muy activa. Destaquemos el trabajo reciente de Ángeles Sánchez Díaz sobre La renovación del Acuerdo de Asociación Unión Europea–México.

En el área de estudios sobre la paz, el Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (https://www.iecah.org/) produce ante todo investigaciones sobre crisis humanitarias y el desarrollo. El texto Silencio y discreción, el precio de la ayuda humanitaria da una buena idea del trabajo que hacen.

En fin, las instituciones oficiales presentan también una nutrida lista de publicaciones, que son de gran interés para el estudio de la acción exterior de España. El Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación mantiene un catálogo de las publicaciones disponibles en internet, accesibles para estudiantes, políticos, periodistas y el público en general. Entre ellas, puede mencionarse este Balance de la Actividad Consular en 2017, que en unas breves páginas explica los datos de la asistencia a los españoles en el extranjero.