lunes, 31 de diciembre de 2012

Un mundo incierto necesitado de guía

Los asuntos globales terminan este año 2012 envueltos en un gran velo de incertidumbre. El futuro del euro y los debates sobre la politica economica y fiscal siguen abiertos en la Union Europea. Las transiciones en los paises arabes y otros problemas internacionales en Oriente Medio siguen sin resolverse. El ascenso de las potencias emergentes parece imparable … pero no lo es tanto, porque se observan signos de fatiga en algunas. Y la escasez de recursos y las amenazas al medio ambiente se ciernen sobre todos nosotros.

En esta situacion de incertidumbre, al menos Estados Unidos ve comenzar el segundo mandato del Presidente Obama, lo que puede significar una fuerza estabilizadora en el mundo. Es cierto que Estados Unidos también afronta dificultades, comenzando por sus problemas financieros. Sin embargo, el enorme potencial de su economia y la perspectiva de nuevos recursos energeticos hacen que su posicion pueda verse reforzada a medio plazo. En un mundo global sin norte, el liderazgo de Estados Unidos es necesario y probablemente es el unico aceptable para todos, ahora y en el futuro previsible.

En el momento actual, Estados Unidos no basa su poder solo en la fuerza militar, sino que se ha convertido gradualmente en una potencia abierta y comprensiva. Una prueba de ello son dos recientes informes producidos por la comunidad de inteligencia y por los think tanks norteamericanos, donde la reflexion estrategica se refiere a asuntos globales y se hace a la luz publica.

El informe Global Trends 2030: Alternative worlds, producido por el US National Intelligence Council, introduce llamadas de atencion muy interesantes sobre lo que llama game-changers, o variables relevantes: los riesgos de la economia global, la falta de gobernanza (governance gap, referida a los estados y al sistema internacional), nuevos conflictos entre estados y conflictos asimetricos, asi como inestabilidades regionales, en una panoramica de riesgos y amenazas mucho mas amplia que las habituales.

Por su parte, Envisioning 2030: US strategy for a post-Western world, elaborado por Atlantic Council, recoge algunas recomendaciones para la nueva Administración Obama: pensar y actuar mas a largo plazo (conscientes de que estamos en un momento constituyente de la historia: "actions taken now will have generational consequences"); reforzar las facultades de Estados Unidos (las economicas y sociales incluso mas que las militares); ejercer un liderazgo en colaboracion con otros, sobre todo los europeos; cooperar con China y resolver los problemas de Oriente Medio; y trabajar con otros actores para la gestion de los problemas globales. Un lenguaje que recuerda poco el discurso realista del interes nacional o del choque con otros poderes de antaño.

Ambos informes estan disponibles en internet y fomentan el debate. Ambos documentos reflejan la preocupacion de Estados Unidos por problemas comunes y por liderar la construccion de un futuro global. Es cierto que el mundo entra una nueva era para la que no tenemos guias, y muchos dicen que no sabemos adonde vamos. Sea esto cierto o no, al comenzar 2013, demos la bienvenida a ese enfoque colaborativo de Estados Unidos, y saludemos su capacidad de liderazgo.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Artur Mas contra la paz

Justo antes de las elecciones calatanas del 25 de noviembre se publicó mi artículo El reconocimiento de Cataluña en el diario El País. Espero que, junto con muchas otras contribuciones, haya servido para reflexionar sobre las posibles consecuencias negativas del proyecto independentista apoyado por Artur Mas. El grave problema de este proyecto es que está pasando de la racionalidad a la irracionalidad, y esto implica una vuelta atrás hacia el pasado, de la que sería responsable en gran medida la élite política catalana instalada en el poder hace tiempo. Incluso los años del tripartito de izquierdas, Artur Mas fue protagonista del acuerdo con Zapatero sobre el Estatuto de 2006, declarado en parte inconstitucional en 2010. Por tanto, las familias Pujol y Mas, dinastías seglares con una dudosa financiación privada, están inspirando una deriva peligrosa e irresponsable que supone riesgos ciertos para Cataluña, para España, para Europa.

La idea de la independencia de Cataluña no cabe en la Constitución, por lo que debería ser objeto de un nuevo pacto constitucional. Sin embargo, muchos catalanes piensan que no es necesario ningún pacto en el marco del Estado porque el derecho de autodeterminación corresponde al “pueblo catalán” (lo que se denomina con el eufemismo “derecho a decidir”). Cada uno puede pensar lo que quiera. El problema es que Artur Mas, siendo Presidente de la Generalitat, habla y actúa apoyando ese razonamiento y esto significa que pone en cuestión el marco político-jurídico en el que nos movemos. Evidentemente, cuando una autoridad política rompe la baraja y se pasa al terreno irracional, la situación es grave. A pesar de haber fracasado estrepitosamente en su gestión de la Generalitat, y de haber obtenido un mal resultado en las elecciones del 25 de noviembre, Mas parece dispuesto a seguir por la vía de la ruptura. Habla de organizar una consulta prohibida por la Constitución y de organizarla con la policía autonómica (que seguramente no querrá, porque se enfrentaría a la policía estatal). Y esto es grave.

El proyecto independentista podría ser razonado y estar abierto a la negociación política. Pero se ha convertido en innegociable. Al hacer esto, Artur Mas y sus adláteres no tienen en cuenta: (1) que no existe apoyo en Derecho Internacional, en Derecho Europeo o en el Derecho del Estado para afirmar esa pretendida autodeterminación; (2) frente a ese vacío incuestionable, la tendencia natural de los independentistas ha sido siempre refugiarse en su interpretación de la historia y en su idea sagrada de nación; (3) la situación de ruptura del debate político dentro de unos marcos establecidos conduce a la incomunicación y a la reafirmación de las posiciones propias; (4) la ausencia de comunicación lleva fácilmente al enfrentamiento con aquellos que no piensan igual, a la violación de derechos y libertades fundamentales, y en última instancia a la violencia, según demuestra la práctica internacional; y (5) las declaraciones unilaterales de independencia van acompañadas de tensiones internacionales, y de situaciones anómalas, como destaca el artículo citado más arriba.

Artur Mas está liderando un movimiento que producirá riesgos para la convivencia pacífica y profundas frustraciones en sus filas. Su lucha, anacrónica y mal informada, está en contra de las tendencias históricas de globalización y superación de las reivindicaciones estatistas, y se alinea con reivindicaciones del siglo XIX. Pertenece más a la conocida narrativa del interés nacional, que a la nueva sobre intereses comunes y objetivos compartidos, asi como lucha contra las amenazas globales. Mas se presenta como mesías, pero está prometiendo sin decirlo un mundo peor en el futuro tanto para sus seguidores como para los que no lo son.

Volviendo al presente, debemos mantener la calma y confiar en el estado de derecho, que se apoya en una solida democracia constitucional insertada plenamente en el sistema europeo de garantías (a través de la UE y del Consejo de Europa). En este sentido, hay que confiar que los tribunales de justicia y también los medios de comunicación, que cumplen un papel fundamental en democracia, sigan investigando posibles casos de corrupción que afectan a las familias Pujol, Mas y a otros políticos catalanes y, por supuesto, también del resto de España y de Europa. Esto no es un ataque contra nadie sino una defensa de los principios de igualdad y de respeto del derecho. Igualmente, los expertos en Derecho Penal tendrán que determinar si, además, las actitudes por parte de Artur Mas y de algunos compañeros de la élite que apoya la independencia por métodos ilegales están cerca del delito tipificado en el artículo 510 del Código Penal, que se refiere a la incitación al odio. Este tipo delictivo incluye a quines provocan odio contra grupos por su origen nacional o por otros motivos. Muchos discursos y declaraciones de Mas contienen expresiones que podrían considerarse alentadoras del odio a España y a los españoles. Este es un delito contra los derechos y libertades fundamentales protegidos no solo en la Constitución sino también en el Convenio Europeo de Derechos Humanos. Según este delito, que en inglés se llama hate crime, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha condenado a personas que incitaban, por ejemplo, al odio contra determinados nacionalidades o grupos sociales, en contra de la necesaria tolerancia que ha servido para construir la convivencia pacífica en una Europa que ya ha vivido en su historia demasiadas violencias políticas y guerras. Este delito también intenta evitar que se siembren vientos que producen luego tempestades. Quizás Mas y sus amigos creen que han descubierto algo nuevo, y lo que probablemente están haciendo es insuflar un odio que es más propio del museo de los horrores del pasado.